¿Qué es una playa?

Los científicos litorales suelen afirmar que una playa es oleaje y sedimentos. Aunque lo que se esconde detrás de tal aforismo es que las playas son el resultado de la acumulación y erosión de sedimentos transportados por el olaje hacia y desde la línea de costa. De hecho, cualquier playa necesita de una condiciones mínimas para su formación, entre las que cabe citar un substrato –en el sentido de un marco geológico-físico en el que acomodar-se–, así como de sedimentos y olas que los muevan aguas arriba y aguas abajo hasta dar forma a la playa. En muchas playas, el papel de las mareas no es en absoluto despreciable.

Los límites físicos de una playa se extienden des del punto donde las olas empiezan a notar el fondo e interactuar con éste, hasta el punto en el que rompen y barren la playa baja, más o menos, en la línea de costa. Durante este viaje, las olas siempre interactuando con el fondo, se ven transformadas por los procesos de asomeramiento, rotura y swash (ascenso-descens de la ola en la orilla). La interacción entre las olas y la batimetría determina la morfología y la configuración de la playa.


Figura 1. Esquema de zonificación de playas.
 

Olas, tipos y origen

Las olas son el elemento clave de la dinámica litoral. La superficie del mar no es en absoluto plana. Cuando el viento sopla sobre la superficie del mar genera olas; aunque puntualmente, otros fenómenos como los movimientos gravitacionales o tectónicos del fondo submarino (p.e. tsunamis), pueden ser los responsables de la formación del oleaje. A grandes rasgos, cuanto mayor sea la fuerza con la que soplan los vientos y cuanto mayor sea la superficie de mar sobre la que actúan (fetch), más energético será el oleaje.

Habitualmente se distingue entre mar de viento y mar de fondo (swell). El mar de viento se caracteriza por unas olas generadas localmente, por tormentas cercanas a la costa y con un aspecto irregular y desordenado, caracterizado por un período, altura y dirección de propagación aleatorios. Mientras que el mar de fondo es el producto de tormentas lejanas a la costa, en el que las olas, una vez que el viento ha dejado de soplar, viajan con una pérdida mínima de energía. Este tipo de oleaje tiene un aspecto regular y ordenado, caracterizado por un periodo regular, crestas alineadas, una alta velocidad de desplazamiento y una dirección uniforme.


Figura 2. Iolas rompiendo y llegando a la orilla (Cala Millor).

Propiedades del oleaje

Las olas pueden caracterizarse por la altura (H) –que es la distancia vertical de la cresta al seno de una onda–, la longitud (L) –que es la distancia entre dos crestas sucesivas– y el periodo (T) –que es el tiempo entre el paso de dos crestas sucesivas respecto a un punto de referencia–. Existe una relación fundamental entre el periodo y la velocidad de la ola, de manera que cuanto mayor sea el periodo, mayor es la velocidad de la onda. Aproximadamente a un periodo de 6 s le corresponden una longitud de ola de 10 m y una velocidad de 56 m/s, mientras que para un periodo de 3 s, los parámetros de la ola se reducen en 5 m y 39 m/s respectivamente.

Cuando las olas se desplazan por aguas poco profundas, éstas empiezan a interactuar con el fondo submarino, su velocidad pasa a depender de la profundidad (d) y la gravedad (g. Por este motivo las olas reducen su velocidad conforme avanzan hacia tierra, de manera que una ola con un periodo de 10 segundos, mientras que en mar abierto viaja a 56 km/h, a 5 m de profundidad ve reducida su velocidad a 7km/h.

Figura 3. Parámetros de oleaje.

El sedimento de playa

El sedimento de las playas puede estar compuesto por arenas, gravas, cantos y bloques. Las playas de sedimento fino suelen presentar pendientes muy suaves (ca. 1º), mientras que las formadas por materiales gruesos tienen pendientes más abruptas (ca. 20º). El sedimento de las playas lo suele componer granos de cuarzo procedentes de la erosión del roquedo de los acantilados, la contribución de los sistemas fluviales, la erosión de la propia playa y de las dunas. El otro gran grupo de componentes del sedimentos son los sedimentos carbonatados, entre los que se cuentan fragmentos de esqueletos de corales, algas coralígenas y algas verdes, foraminíferos y caparazones de moluscos o gastrópodos.

 


Figura 4. Sistema sedimentario de la zona costera.

Zonación de la playa

Las playas se dividen en tres zonas en función de la transformación del olaje (zona de asomeramiento, zona de rompiente y zona de ascenso-descenso (swash).

La zona de asomeramiento del olaje (shoaling wave zone) consiste en un perfil de playa ligeramente cóncavo y de escasa pendiente, que presenta algunas rizaduras (ripples). El transporte de sedimento normalmente se produce hacia tierra, reduciendo la velocidad e incrementando la pendiente de la ola y su altura.

La zona de rompiente es un área de gran importancia para la dinámica de la playa, ya que se da buena parte del transporte de sedimentos y los procesos relacionados con la acreción y la erosión de las playas. La ola rompe cuando la profundidad de la columna de agua es aproximadamente 1.5 veces la altura de la ola. Cuando la ola rompe, entonces la energía potencial se transforma en energía cinética. Este proceso se pone de manifiesto con la rotura de la ola y desplazamiento de sedimento hacia tierra o hacia mar. Las corrientes asociadas a la rompientes pueden transportar el sedimento longitudinalmente, hacia tierra y hacia mar, construyendo y destruyendo las barras y las canaletas de barra. De hecho, la posición de las barras y su desplazamiento respecto de la costa son los principales mecanismos de disipación del oleaje mediante el transporte de sedimento. A grandes rasgos, condiciones poco energéticas y regulares desplazan las barras hacia tierra, mientras que condiciones energéticas e irregulares inducen el desplazamiento de las barras hacia mar.

Figura 5. Imagen aérea de olas propagandose a lo largo de la zona de asomeramiento, rotura y swash.


La zona de ascenso-descenso (swash) es el área que barren las olas una vez que han roto y llegan a la base de playa baja y recorren la playa seca. El ascenso y el descenso de las olas resulta en una pendiente acentuada (1 a 20º). Cuando el sedimento se acumula en la zona de swash puede llegar a formar un resalte en forma de escalón y con pendiente a tierra que se conoce como berma. En planta, en la zona de swash pueden observarse un conjunto de ondulaciones rítmica que se conocen como cúspides de playa (beach cusps).
 

Variabilidad de la playa

La observación y la monitorización de las playas ha puesto de manifiesto que existe una gran variabilidad en términos espaciales y temporales de su configuración y morfología. El primer agente que explica dicha variabilidad es el oleaje, puesto que éste depende de forzamientos meteorológicos no-estacionarios y episódicos. Aunque, a priori, pueden identificarse algunos cambios cíclicos, como las variaciones estacionales, las observaciones de campo ponen de manifiesto que las playas son un sistema variable y dinámico.

A efectos de gestión, este es un hecho de relevancia, especialmente para playas urbanas de zonas turísticas, ya que no pueden ser concebidas como un solárium de arena de superficie constante. La variabilidad de la playa seca es una característica intrínseca de este tipo de ambientes, de la misma manera que el tiempo y la lluvia son variables durante un año y de año a año.


Figura 6. Ejemplo de variabilidad del perfile de playa.

Las playas de las Islas Baleares

La línea de costa de las Islas Baleares tiene una longitud de 1.723 km. Buena parte de esta costa la integran acantilados y costas bajas (70%), mientras que las playas de cantos y/o bloques y las playas de arena, aglutinan el 10% de la línea de costa.


Figura 7. Localización de playa a lo largo de la costa de las Islas Baleares (rojo).

En las Islas Baleares, la altura media del oleaje varía durante el año, presentando valores superiores a 1 m durante el invierno y el otoño, y menores a 1 m durante el resto del año. Las direcciones más habituales son del N y del NW en las costas septentrional y occidental mientras que en las costas meridionales y orientales las direcciones predominantes son de S y SE. Cabe destacar que durante el verano, en las costas de las Islas Baleares, se dan vientos térmicos con intensidades entre 5 y 10 m/s que pueden generar cierto oleaje y las corrientes de resaca asociadas.

Figura 7. Localización de playa a lo largo de la costa de las Islas Baleares.

Muchos de los cursos fluviales de las Islas Baleares son efímeros y tienen descargas de escasa importancia en su desembocadura. La aportación sedimentaria de los cursos fluviales durante la época de lluvias consiste básicamente en limos y arcillas, así como alguna contribución puntual de arenas. El transporte de materiales gruesos es mínimo. Por lo tanto, dada la escasa capacidad de los torrentes, la principal fuente de sedimento terrestre en las playas de Baleares está asociada a la erosión de los acantilados. De hecho, el sedimento de las playas arenosas de las Baleares, está formado mayoritariamente por arenas medias carbonatadas y biogénicas (> 70%). O lo que es lo mismo, por fragmentos de bioclastos retrabajados por el oleaje, fragmentos de caparazones y/o conchas de moluscos y gasterópodos o foraminíferos. La abundancia de bioclastos y la escasa contribución fluvial, son los factores que explican la transparencia y el color de las aguas de las playas de Baleares.




Figura 9. Imagen ampliada de sedimentos.


 

Bibliografía y lecturas recomendadas

Masselink, G., Hughes, M.G., Knight, J. 2011. Introduction to coastal processes and geomorphology. London, Hodder Education.
Short, A.D. (ed). 1999. Handbook of beach and shoreface morphodynamics. Chichester, Wiley.
 


Citas específicas de Baleares:

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